Barranquilla

El impacto del éxodo venezolano en la Costa

En el sur del Atlántico se registra la mayor presencia de quienes vienen del vecino país • Migración dice que los retornados deben realizar el proceso legal para obtener la nacionalidad de sus familiares.

Desde hace dos meses Nubia Méndez duerme en una hamaca. Aunque vive en territorio atlanticense comparte vivienda con 19 venezolanos. Está en el corregimiento de Puerto Giraldo, en Ponedera, donde actualmente se registran 1.000 habitantes del vecino país. Algunos que retornan a Colombia y otros que llegan a tierras desconocidas.

Ellos hacen parte del éxodo que protagonizan colombianos y venezolanos tras la crisis del país hermano.

En Barranquilla, la Alcaldía reporta 12 mil venezolanos, de 1.219.382 habitantes, según proyecciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), para el 2016.

Al departamento del Atlántico, de acuerdo con los cálculos preliminares, en los últimos dos años han llegado más de 20.000 provenientes de Venezuela.

En Soledad hay 5.000; en Sabanalarga más de 2.000; en Campo de la Cruz unas 2.500; en Candelaria reportan 1.500; en Polonuevo hay 40; en Piojó una; en Palmar de Varela informan de 5; en Sabanagrande hay más de 100; en Santa Lucía más de 200; en Ponedera 1.500 y en Juan de Acosta la Alcaldía no ha recibido casos (Ver infografía).

Frente a la situación, los alcaldes municipales han pedido ayuda a los gobiernos Nacional y Departamental. Los migrantes retornan con mayor fuerza al sur del Atlántico, así como en otras ciudades de la Región Caribe.

Nubia no conocía Puerto Giraldo, pero tuvo que llegar a ese poblado de donde es oriundo su esposo, quien fue deportado.

Cuenta que su salario semanal en Venezuela como trabajadora de servicios varios era de 5.000 bolívares (1.447.910 pesos colombianos). Aunque la suma parezca alta, una bolsa de harina le costaba 2.000 bolívares; igual valor tenían dos libras de arroz y un kilo de carne le costaba 6.000 ‘bolos’.

Su familia solo comía una o dos veces al día. “En una oportunidad duramos  dos días seguidos sin comer”, recuerda.

Cuando el dinero les alcanzaba no encontraban los alimentos. Hacían filas de hasta 12 horas, pero en el supermercado al final podían decirles “hoy no les toca” porque las ventas la hacían de acuerdo al número de la cédula.

Ahora, en Ponedera, trabaja desde su casa porque lo que gana su esposo, Nurvian Benítez, en labores informales solo alcanza para el pago del arriendo. La mujer pinta uñas, corta y tintura cabello, etc. y vende fritos. Con el producido alimenta a sus 19 familiares, a quienes fue trayendo uno a uno hasta su nuevo hogar. Inclusive, tuvo que pasar por trochas a su hijo de 4 años porque “hay una restricción para que los niños salgan”.

Méndez derrama lágrimas al recordar a sus padres y a sus 10 hermanos, quienes “no se vinieron, porque no tienen plata ni para el pasaje”.

Dos hamacas en la sala, ventiladores improvisados, colchonetas y armarios creados con cuerdas que se sostienen en clavos son los bienes que ha adquirido desde su llegada.

No lloran por hambre

Teófilo González, medio hermano de Nubia, llegó con sus cuatro hijos y su esposa hace una semana al corregimiento.

Antes, confiesa, intentó dos veces llegar hasta el Atlántico, pero “la plata no me alcanzaba ni para dormir una noche en Maicao”.

En Maracaibo era propietario de un taller que instaló en su casa, pero la crisis económica lo llevó a la quiebra. “Ya llegaban era para pedirme el favor de que les reparara”, cuenta.

Esta familia, conocida como ‘los maracuchos’, también está conformada por Cristina, una de las hijas de Nubia. “Pasa a mi penthouse”, dice entre risas, al tiempo que abre una cortina. Entonces queda al descubierto una pequeña habitación, con una colchoneta de un cuerpo tirada en el piso, en la que ella duerme con su esposo y tres hijos.

“Nos acomodamos como podamos, pero por lo menos aquí mis hijo no lloran de hambre”, admite Cristina.

Inian . El secretario del Interior del Atlántico, Guillermo Polo, revela que adelantan un procedimiento de caracterización de la población con la Cancillería, para determinar la cantidad de niños y adultos que están llegando a los municipios.

El proceso de censo comenzó en Sabanalarga y continúa en Campo de la Cruz y Suan.

Destaca el funcionario que la medida consiste en la restitución de derechos de los colombianos que retornan al país, con servicios de salud, educación  y subsidio de vivienda durante tres meses; y explica que en cuanto a los migrantes venezolanos “deben realizar un proceso oficial con la Cancillería para tramitar su residencia en Colombia”. Sin embargo      –añade– recibirán atención médica por un periodo de tres meses.

Los recursos para subsidios y ayudas humanitarias los entregará la Gobernación.

Llegada y salida

El director regional Caribe de Migración Colombia, Néstor Castro, explica que en el país hay 29 puntos de control para el ingreso y salida de extranjeros. Aunque no hay vuelos directos de Venezuela a Barranquilla –dice– por el aeropuerto Ernesto Cortissoz, del primero de enero al 30 de junio de este año, han ingresado 1.120 venezolanos y han salido 1.118.

Migración deportó a 10 venezolanas Barranquilla

El pasado 14 de julio, Migración Colombia, en medio de un operativo, halló a 21 venezolanas en el establecimiento nocturno El Templo del Amor. Desde ese momento las extranjeras iniciaron un procedimiento ante la autoridad colombiana en el que se confirmó que 10 de ellas ingresaron de forma ilegal al país, por lo que fueron deportadas.

Así lo reveló el director regional Caribe de Migración Colombia, Néstor Castro, quien informó a EL HERALDO que el procedimiento con las 11 venezolanas restantes continúa.

Precisó que dicho proceso consiste en una citación a las implicadas, la verificación de su plena identidad e informe del resultado, con el cual “se determina si el ingreso al país fue ilegal y se procede a la deportación”.

Castro reiteró que los extranjeros deben contar con visa laboral para trabajar en Colombia. “Hay contratación informal, cometiendo una infracción a la normatividad migratoria”, advirtió el funcionario.

Explicó que para contratar ciudadanos extranjeros se debe cumplir con unos procedimientos establecidos por la ley, como la exigencia de la visa laboral, la presentación de la contratación ante la oficina de Migración, 15 días después del contrato, y el reporte de la finalización del compromiso laboral, hasta 15 días después del retiro.

El director de la seccional Caribe recordó que, a través del Decreto 1814 de 2015, los colombianos con familiares venezolanos pueden iniciar un proceso legal para adquirir un permiso temporal de estadía en el país y posteriormente la adopción de la nacionalidad. (Ver infografía)

Según los registros de ese mismo periodo, en el puesto de control terrestre de Migración en Paraguachón, La Guajira, por donde normalmente los colombianos y venezolanos entran y salen a Colombia, ingresaron  6.712 extranjeros (no se especifican nacionalidades) y salieron 3.740. Ingresaron 1.771 colombianos y salieron 1.085, es decir 686 no retornaron al vecino país.

Otros casos

El primogénito de la familia Cogollo volvió a Ponedera, pero esta vez no hubo fiesta, ni parranda –dice Julián– pues las circunstancias son diferentes. Lo acompañan su esposa, que está embarazada, y sus cuatro pequeños hijos.

Uno de los momentos más duros de su vida en Venezuela fue el día que marcaron su casa con la letra D. “Significaba destrucción, porque dijeron que estaba en zona de paramilitares. La imagen más fea fue cuando volví del trabajo y ya no estaba la casa”, comenta Cogollo.

Ahora–asegura– vive de la caridad de su familia. Sus bienes se redujeron a “la ropa que llevamos encima”.

A 50 minutos de Ponedera está el municipio de Manatí. Fue la parada escogida por las venezolanas Elizabeth Quintero y Gleidy Ávila tras la apertura de Paraguachón. “Entiendo que hay venezolanos que están haciendo cosas malas, pero nosotros solo queremos sacar adelante a los pequeños”, expresa Elizabeth.

“Maduro dice que estamos bien y es mentira, no estamos bien. En los hospitales hay altos grados de desnutrición de niños y adultos mayores. El pueblo se está muriendo”, revela con tono alterado Geidy.

Uno de los hijos de Elizabeth, de 5 años, pasó de pesar 25 kilos a pesar 14. Su otra hija también bajó su peso corporal.

En la Región Caribe

La llegada de los venezolanos también se ha registrado en los seis departamentos restantes de la Región Caribe.

En La Guajira, luego de que Maduro reabrió la frontera, diariamente ingresan 1.000 venezolanos, según Migración Colombia. Las salidas diarias no pasan de 200. El secretario de Gobierno de La Guajira, Eliécer Quintero, explica que la tarjeta migratoria entregada a los venezolanos es solo por 30 días y “sirve solo para Maicao”.

En los 15 municipios de este Departamento trabajan en peluquerías, restaurantes, negocios informales y en ventas ambulantes.

En Sucre, desde septiembre hasta la fecha, han llegado cerca de 2.500 personas procedentes de Venezuela.

La Secretaría de Gobierno de Sincelejo informó que tiene prevista una reunión con la Gobernación para debatir la situación.

En Cesar, la Alcaldía de Valledupar no presentó cifras de los retornados en la capital. Sin embargo, el mandatario Augusto Ramírez afirmó que “no se está permitiendo el establecimiento de venezolanos indocumentados en este territorio”.

En Córdoba, la Alcaldía de Montería ha atendido a 320 familias procedentes de Venezuela, que suman 850 personas, de acuerdo con la base en datos entregada por la administración.

En la capital del Magdalena, Santa Marta, hay un promedio de 1.200 ciudadanos del vecino país.

“Hemos planificado hacer barridos para determinar quiénes son oriundos de Venezuela; asimismo indagamos sobre la masiva contratación de mano de obra extranjera por parte de constructores”, dijo Priscila Zúñiga, asesora de Seguridad y Convivencia.

En Bolívar, la directora del Departamento Administrativo de Salud de Cartagena, Adriana Meza, informó que de enero a julio atendieron a 84 pacientes extranjeros por autorizaciones ambulatorias, sin contar hospitalizaciones. De estos pacientes, 74 eran venezolanos y de ellos 54 eran mujeres embarazadas. Agregó que, en lo que corrido del año, Migración ha entregado en Cartagena 230 cédulas de extranjería a venezolanos.

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